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Pablo Russo tiene 45 años, el 6 de octubre sufrió un ACV y estuvo al borde de la muerte. La pandemia lo dejó sin trabajo, su esposa y tres hijas quedaron desprotegidas pero la comunidad la ayudó.
La tarde del 6 de octubre, Pablo se encontraba con su esposa Noelia en un evento escolar de una de sus hijas cuando se perdió el conocimiento y hubo que llevarlo de urgencia del hospital naval.
Allí, los estudios indicaban que había sufrido un accidente cerebro vascular (ACV) por lo que debía ser llevado a Terapia Intensiva. Al no tener obra social fue derivado al hospital Penna donde permaneció en estado crítico.
La esposa junto a las tres nenas, dos mellizas, quedaron solas, pero la familia y amigos comenzaron a ayudarla reuniendo mercadería y dinero para los traslados y gastos médicos de Pablo.
El trabajo de los médicos, enfermeros, kinesiólogos tuvo sus frutos y el milagro llegó.
Un mes después, el 6 de noviembre era derivado al hospital Eva Perón donde permaneció hasta el 20 de diciembre que pudo volver a su casa.
La tormenta también le jugó una mala pasada ya que el agua que entró a su casa hechó a perder mucha mercadería.
Hoy Pablo pudo pasar Navidad en casa con Noelia y sus hijas.
La familia agradeció a toda la comunidad por el apoyo que sigue teniendo y a todo el personal de los hospitales que atendieron a Pablo en este duro proceso.
Foto: Junto a su amigo Armando