El Club Puerto Comercial fue víctima de lo que podría ser el robo más grande que han sufrido en su historia y que afecta la formación de los más pequeños. Se trata de la sustracción de unos 200 metros de cables subterráneos, una obra que aún no cumplía un año de culminarse gracias al esfuerzo de los chicos, padres y la comunidad.

“Los chicos salieron a vender rifa cuatro fines de semana para juntar el dinero, más la obra que fue un trabajo de la comunidad y de los padres, con muchísimo esfuerzo”, comentó a La Brújula 24, Pablo Reynafe, presidente del Club.

Los cables eléctricos eran los que permitían la iluminación de la cancha donde entrenan los chicos entre 7 y 11 años.

“La obra llevó unos tres o cuatro meses, debe tener unos ocho o nueve meses de terminada. Es la primera vez que tenemos un robo de estas características. Deben haber estado un mínimo de dos o tres horas para sacarlos”, agregó Reynafe.

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