El 22 de septiembre de 1832, un joven Charles Darwin de apenas 22 años, realizaba los primeros descubrimientos de fósiles de fauna extinta en la barranca Punta Alta. “Este fue verdaderamente un día memorable para la biología, ya que marcó el descubrimiento inicial de la primera de las líneas de evidencia”, aseguró por Richard Keynes Darwin, bisnieto del autor de la Teoría de la Evolución de las Especies.

Un día como hoy, hace 192 años, el joven naturalista inglés encontraba en lo que hoy son tierras de Coronel Rosales (dentro de la Base Naval), los primeros fósiles que le permitirían luego comenzar a develar los mecanismos de cambios en el tiempo de los organismos vivientes, siendo el punto de partida de su teoría de la evolución.

Charles Darwin había llegado a la bahía Blanca como parte de la expedición del bergantín británico HMS Beagle, comandado por el capitán Robert Fitz Roy, con la misión era hacer un relevamiento de las costas sudamericanas para generar cartas náuticas.

Desde principios de septiembre, el Beagle quedó anclado a la altura de la actual Punta Ancla, por lo que Darwin llegaba a las costas y asentamientos de la región trasladándose en pequeñas embarcaciones y luego exploraba la zona a caballo.

En una de estas incursiones, se topó con la barranca que se adentraba en el mar en forma de punta, coronada por una serie de altos médanos: la Punta Alta, nombre impuesto por marinos anteriores por servir como punto de referencia en la navegación.

El 22 de septiembre, excava la barranca Punta Alta y encuentra algunos fósiles de fauna extinta.

En su propio diario de viaje, así describía Darwin su hallazgo:

"Con el capitán y Sulivan realzamos una navegación muy agradable por la bahía. Nos quedamos en Punta Alta a unas 10 millas del barco; aquí encontré algunas rocas. Estas son las primeras que he visto, y son muy interesantes ya que contienen numerosas conchillas y huesos de grandes animales (1). El día estaba perfectamente sereno; el agua tranquila y el cielo se confundían, apneas separados por una línea de bancos de barro. El conjunto formaba un cuadro muy poco pintoresco. Es una pena que un tiempo tan claro y brillante se desperdicie en una región donde la mitad de sus encantos no aparecen. Subimos a bordo justo a tiempo para escapar de un fuerte chaparrón y lluvia."

En el libro “Charles Darwin´s Beagle diary", editado por su bisnieto Richard Keynes Darwin en 1988, el editor agrega un comentario y una explicación reveladora a propósito de las apreciaciones de su bisabuelo:

(1) COMENTARIO DEL EDITOR: En palabras de Fitz Roy (ver Narrativa 2: 106–7), “La atención de mi amigo pronto se sintió atraída por unos acantilados bajos cerca de Point Alta, donde encontró algunos de esos enormes huesos fósiles, descritos en su trabajo; y a pesar de nuestras sonrisas ante los cargamentos de basura aparente que subía a bordo con frecuencia, él y su sirviente utilizaron sus piquetas seriamente y se llevaron lo que desde entonces han resultado ser los restos más interesantes y valiosos de animales extintos ». Este fue verdaderamente un día memorable para la biología, ya que marcó el descubrimiento inicial de la primera de las líneas de evidencia que con el tiempo llevaron a Charles Darwin a cuestionar y finalmente a rechazar la idea de que las especies eran inmutables.

En días subsiguientes, volvió a Punta Alta y con su ayudante, Syms Covington, excavaron las barrancas y los médanos costeros, y hallaron una mandíbula inferior, un tarso y metatarso de un animal desconocido (posteriormente, en Cambridge, se lo identificaría como un megaterio) y restos de un armadillo gigante.

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