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Un joven emprendedor, criado y que realizó su formación escolar en nuestra ciudad, es dueño y creador de una empresa en la ciudad de Mercedes que recicla 500 toneladas de plástico por mes y da trabajo a 45 personas. Un sueño que comenzó con 50.000 dólares y que al día de hoy es una realidad que factura millones.
Rodrigo Miles, fundador y CEO de Grupo Rapet, contó cómo surgió su pasión por el emprendedurismo, la oportunidad que emergió a partir de encontrar una fábrica en desuso y el tiempo que le tomó planificar su proyecto: “Nací en Bahía Blanca, pero hasta los 18 años viví en Punta Alta, por lo que le tengo un gran cariño a la ciudad y me siento puntaltense. Realicé mis estudios primarios en la Escuela 17 de la Base Naval Puerto Belgrano y el secundario lo hice en el Instituto José Manuel Estrada”.
“Siempre quise ser emprendedor, pero cuando salí del secundario no sabía en qué rubro. No tengo familia con pasado emprendedor o empresario. Estudié Ingeniería industrial y lo primero que hice fue entrar en el mundo corporativo”.
“Encontré una fábrica que había sido abandonada hace muchísimos años, la cual tenía más valor siendo vendida como chatarra. No sabía si se iba a poder poner en funcionamiento, no era como comprar un auto que sabes que funciona y lo podés probar. Fue un acto de fe para ver si se podía hacer algo”.
“Estuve ocho meses haciendo un proyecto de inversión una vez encontrada la fábrica abandonada y necesitaba mucho más de 50.000 dólares para ponerla en funcionamiento. Salí a buscar socios para que se sumen al proyecto como accionistas.”
A modo de un primer consejo para futuros emprendedores, Rodrigo afirmó: “Lo primero que haces es buscar a personas con un poder adquisitivo grande, y que estén relacionadas con el rubro. Si yo hubiese buscado a alguien que no era del palo, no hubiese puesto el dinero necesario, de eso estoy seguro”.
“Los primeros dos años tuvimos un crecimiento lento ya que juntábamos un poco de dinero, comprábamos una máquina que hacía que nuestros procesos sean un poco más eficientes. En ese momento realizábamos reciclado post industria, el cual necesita mucha menos tecnología para reciclar los residuos industriales”.
A lo largo de todo el país, varias cooperativas eligen la empresa de Miles para venderle plástico, enfardado y plastificado por colores. El plástico pasa por un proceso de desetiquetado. Luego, se muelen las botellas, se lavan con agua caliente y detergente, se separa el producto puro del plástico PET de la etiqueta y la tapa por un proceso de flotación hasta que se secan y se embolsan en escamas. Por último, se agrupan las escamas en bolsas de una tonelada y se venden a diferentes industrias.
“Nuestros clientes son fabricantes de bandejas de comida, empresas del rubro textil, de relleno de almohadas, acolchados y demás. Hoy estamos abasteciendo todo el mercado local y empezamos a mirar el mercado de exportación”. Rodrigo aseguró que su empresa recicla por el tamaño de una cancha profesional de fútbol, un metro de botellas aplastadas por día.
“En algún momento voy a volver a Punta alta ya que tengo un par de cuestiones que resolver allá”.
Cabe agregar que las ideas de Rodrigo van en post del emprendimiento consciente y sustentable, que busca un impacto positivo para el medio ambiente, la sociedad y la economía.