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Perteneciente al escalafón Infantería de Marina, Guillermo Ríos integró la primera Fuerza de Tareas Argentina desplegada en Chipre durante 1993.
A poco de cumplirse 30 años de su primera experiencia en misiones de paz, y ya con la jerarquía de Contraalmirante, este militar nacido en Puerto Belgrano, oriundo de la ciudad de Punta Alta, asumirá como máxima autoridad en la supervisión del alto al fuego entre India y Pakistán. Más de 40 militares y 70 civiles de diferentes nacionalidades estarán a su cargo.
La misión se remonta a 1949 y es una de las más antiguas de las Naciones Unidas. Los países involucrados se encuentran entre los 10 más poblados del mundo, destacándose también por su poder nuclear.
Desde Gaceta Marinera conversamos con él sobre su recorrido en la Armada, las funciones que debe cumplir un Jefe de Misión y un observador militar, y los desafíos futuros.
– Gaceta Marinera (GM): Para comenzar: ¿Qué lo motivó a ingresar a la Armada y volcarse hacia la Infantería de Marina?
– Contraalmirante Guillermo Ríos (CLGR): Yo soy puntaltense -oriundo del partido de Coronel Rosales-, y de alguna forma viví muy de cerca la relación de la Armada con la comunidad. Si bien no provengo de una familia militar, compartí muchos amigos que estaban vinculados a la Marina. Además, cursé el secundario en el año 1982, durante la Guerra de Malvinas, y eso también me motivó a ingresar.
El hecho de hacerme Infante de Marina fue algo más particular: mi padre era docente en la Armada, daba clases en la Base de Infantería de Marina Baterías, y de acompañarlo fui conociendo el trabajo de la Infantería de Marina. Eso contribuyó a que me inclinara inicialmente por el escalafón. Ya en la Escuela Naval Militar afiancé mi inquietud y terminé egresando como Guardiamarina de Infantería de Marina en 1987.
– GM: ¿Cuál fue la primera Misión de Paz en la que participó?
– CLGR: En 1993, cuando por primera vez la Argentina decidió formar parte de un contingente de tropas que se desplegó en Chipre en el marco de la UNFICYP (Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre, por sus siglas en inglés).
– GM: O sea que integró la primera Fuerza de Tareas Argentina.
– CLGR: Claro, siendo Teniente de Fragata fui parte de la Fuerza de Tareas Argentina 1 (FTA 1). En total éramos 103 hombres de la Armada Argentina, principalmente de la Infantería de Marina, pero también había personal de Sanidad. Aquella FTA 1 dio inicio a los contingentes que actualmente siguen participando.
Fue muy profesional el trabajo que se realizó. Al ser la primera experiencia había muchas cosas por hacer y por conocer, pero la Infantería de Marina tuvo una actuación destacada. Por eso la Armada continuó participando en misiones y enviando personal.
– GM: Luego de esa primera experiencia, ¿cómo siguió su trabajo para Naciones Unidas?
– CLGR: Después participé de una misión orientada al Desminado Humanitario en Angola (África), durante 1998/99. En aquel entonces Argentina decidió aportar expertos en desminado y solicitó ingenieros anfibios al Ejército y a la Infantería de Marina. Como Teniente de Navío ingeniero anfibio fui asignado por seis meses en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP). Fuimos con el rango de supervisores en desminado humanitario. La Armada nos envió en comisión a Cascos Blancos como expertos civiles para asesorar a las fuerzas locales angolanas creadas para la remoción de campos minados. No fue específicamente una Misión de Paz, tampoco teníamos estatus de tropa, contingente u observador de las Naciones Unidas. Únicamente asesoramos y brindamos nuestra experiencia al personal local.
Luego hice varios cursos y conformé el Argentinean Training Assistance Team (ARGTAT), que era un equipo de asistencia y entrenamiento.
Ya en 2007, me tocó ser observador militar en el Organismo de las Naciones Unidas para la Supervisión de la Tregua en Medio Oriente (UNTSO), durante el conflicto que tenía Israel tanto con Siria, como con Líbano y Egipto. En ese caso fui como observador y me tocó ser desplegado a las Alturas del Golán, en el límite entre Siria e Israel. Allí fui jefe de un equipo de observadores de más de 9 nacionalidades.
– GM: ¿Cuáles son las diferencias entre los observadores militares y el Contingente que participa de una Misión de Paz?
– CLGR: La gran diferencia es que cuando uno participa como parte del Contingente conforma una unidad bajo una organización operativa con Comandante, Segundo Comandante y su Estado Mayor. Estos contingentes funcionan en base al mandato que tienen las Naciones Unidas para evitar que los conflictos se agraven. Normalmente llevan adelante tareas de patrullado y poseen la fuerza operativa por si el mandato implica imponer algún tipo de acción para mantener la paz en esa misión.
Por otro lado, los observadores militares son expertos que conocen el funcionamiento de las Fuerzas Armadas de cada país en cuestión. Habitualmente llevan adelante la verificación mediante la observación, el patrullado o la inspección según los acuerdos vigentes entre los países que estén en conflicto.
Por ejemplo, cuando formé parte del UNTSO, con el grupo de observadores teníamos que entrar a unidades militares del ejército israelí o del ejército sirio para que dieran cumplimiento al acuerdo que establecía que a cierta distancia de la zona de amortiguamiento o línea de cese del fuego no tenía que haber equipamiento militar. El observador -que en el caso de la Armada Argentina suele ser Teniente de Navío, Capitán de Corbeta e, inclusive, Capitán de Fragata-, sabe apreciar cuándo un país está violando esos acuerdos, lo que indicaría una ofensiva de ese lado.
– GM: Con respecto a la nueva misión, ¿en qué zona va a estar destinado y cuál va a ser su función?
– CLGR: La misión es conocida como UNMOGIP (Grupo de Observadores Militares de las Naciones Unidas en India y Pakistán). Mi designación tiene dos partes: una es la de Jefe de Misión y la otra es la de Jefe de los Observadores Militares.
Todas las misiones tienen un Jefe de Misión al que están subordinados tanto la parte militar como la rama civil que presta apoyo a la misión. El Jefe de Misión es, además, quien mantiene comunicación directa con el Secretario General de las Naciones Unidas.
Ese cargo, generalmente, es ocupado por un diplomático civil designado por las Naciones Unidas, pero en este caso, por primera vez, un militar argentino va a estar en ese lugar. Sí se había dado que militares argentinos ocuparan el cargo de Force Commander, que es la máxima autoridad de un Contingente, o de Jefe de Observadores Militares; pero nunca, que yo tenga conocimiento, el de Jefe de Misión.
Con respecto a la misión en sí, el conflicto actual está dado sobre la zona de Jammu y Cachemira, en la cual hay una línea de contacto establecida desde hace varios años. Ahí hay tres puestos del lado indio y seis del lado pakistaní.
El Estado Mayor, mientras tanto, tiene sede principal en Islamabad, en la capital de Pakistán, donde funciona durante seis meses; y luego se traslada a la ciudad de Srinagar, al norte de la India, donde permanece otros seis meses.
– GM: ¿Cómo es la preparación previa o la etapa de selección para llegar a ocupar ese cargo?
– CLGR: Desde el momento en el que la Armada propuso que ocupe ese puesto, entró en juego la experiencia en la ONU, el perfil de carrera, el conocimiento del idioma ingles y, por supuesto, el currículum en otras misiones en el extranjero. Todo eso fue analizado por las Naciones Unidas. Hubo una preselección y luego entrevistas con militares y diplomáticos que trabajan al servicio de la ONU.
– GM: ¿Cómo está conformado el equipo que va a estar a su cargo?
– CLGR: Hay un Segundo Comandante, de origen coreano, que termina su misión en dos meses. A él lo voy a conocer en el área de la misión y después se va a producir su relevo.
También hay un staff con jefes de áreas del EM y, obviamente, está el grupo de observadores, que son más de 40. Ellos están apostados en distintas estaciones de campo y van rotando para cubrir cada puesto y estar atentos a cualquier incidente.
Sumado a ellos, también hay un grupo de civiles, que son alrededor de 70.
– GM: ¿Cuáles son sus objetivos personales y profesionales al asumir este nuevo desafío?
– CLGR: Este desafío propuesto por la Armada va a permitirme aplicar todo lo que he aprendido a lo largo de mis casi 40 años de servicio. Va a ser una experiencia personal y profesional única porque se trata de un conflicto entre dos naciones que son potencias nucleares con millones de habitantes. Es una zona muy particular de conflictos latentes.
Tengo una total gratitud con la Armada Argentina porque he podido cubrir distintos puestos relevantes dentro de la Infantería de Marina; como el de Comandante del Componente durante dos años recientemente.
Sin duda, esta designación va a permitirme enriquecer todo lo que he aprendido a lo largo de mi carrera. Es un honor representar al país, a las Fuerzas Armadas y especialmente a la Armada Argentina.