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Aproximadamente una de cada cinco personas en el mundo tiene dislexia. Si bien la Real Academia Española la define como una “dificultad en el aprendizaje de la lectura o la escritura, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora”, e “incapacidad parcial o total para comprender lo que se lee causada por una lesión cerebral”, la ciencia aporta cada vez más evidencia en el sentido contrario.
Es el caso de las conclusiones a las que llegaron científicos de la Universidad de Strathclyde y la Universidad de Cambridge, Reino Unido, según los que “la dislexia no es un trastorno, sino una ventaja evolutiva que hace que las personas estén más dispuestas a explorar”.
Los expertos sugirieron que la dislexia, que causa dificultad para leer, escribir y deletrear, es una especialización útil y no una “condición neurocognitiva”, como se creía hasta ahora.
Y tras asegurar que “los no disléxicos son mejores en el uso del conocimiento y la explotación de lo que ya existe”, aclararon que “las personas disléxicas tienen una habilidad particular para abordar lo desconocido con gusto”. Y destacaron que en los días previos a la alfabetización, esta inclinación por la aventura resulta invaluable para ayudar a las sociedades a adaptarse y prosperar.
Para la doctora Helen Taylor, de la Universidad de Strathclyde, y el doctor Martin Vestergaard, de la Universidad de Cambridge, “la dislexia ahora se consideraba un problema porque los sistemas educativos modernos se enfocaban en las cosas con las que luchaban los pacientes y descuidaban aquello en lo que sobresalían”.
Los expertos revisaron estudios anteriores sobre personas disléxicas y no estuvieron de acuerdo con la teoría predominante de que se trataba de un déficit cognitivo.
En ese sentido, Taylor destacó que “lograr el equilibrio entre explorar nuevas oportunidades y explotar los beneficios de una elección en particular es clave para la adaptación y la supervivencia y sustenta muchas de las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria”, según publicó The Telegraph.
“La mayor parte de la investigación de dislexia del desarrollo (DD) ha estudiado las dificultades educativas, con teorías que enmarcan las diferencias en los procesos neurocognitivos como déficits. Sin embargo, a menudo también se propone que las personas con DD tienen ciertas fortalezas, particularmente en áreas como el descubrimiento, la invención y la creatividad, que las teorías centradas en el déficit no pueden explicar”. En la publicación de sus conclusiones en la revista Frontiers in Psychology, los investigadores enfatizaron que pese a todas sus fortalezas, “desde la invención del lenguaje escrito, la dislexia ha sido vista como un problema, no como un talento”.
“Las escuelas, los institutos académicos y los lugares de trabajo no están diseñados para aprovechar al máximo el aprendizaje exploratorio -reconoció Taylor-. Necesitamos urgentemente comenzar a fomentar esta forma de pensar para permitir que la humanidad continúe adaptándose y resolviendo desafíos clave”.
Así, en el trabajo, postulan que las personas disléxicas son naturalmente más hábiles “en ámbitos como el descubrimiento, la invención y la creatividad” y que esta especialización se deriva de milenios de evolución humana.
En la naturaleza, si un individuo tiene una especialización que es beneficiosa, lo ayudará a sobrevivir haciéndolo más adecuado para su hábitat, o “más apto”.
Los autores del nuevo artículo dijeron que la dislexia puede ser una ventaja similar a la de las personas más rápidas y fuertes que en otra época tendían éxito como cazadores, por ejemplo, porque tienen el llamado beneficio de aptitud física. En el caso de la dislexia, permite a las personas ser más flexibles y capaces de aprovechar al máximo los nuevos entornos.
En este sentido, para Taylor, “la visión de la dislexia centrada en el déficit no cuenta toda la historia”. “Creemos que las áreas de dificultad experimentadas por las personas con dislexia son el resultado de un compromiso cognitivo entre la exploración de nueva información y la explotación del conocimiento existente, siendo la ventaja un sesgo exploratorio que podría explicar las habilidades mejoradas observadas en ciertos ámbitos como el descubrimiento, invención y creatividad”, aportó Vestergaard.
Los autores del trabajo creen que “teniendo en cuenta esta compensación, una especialización exploratoria en personas con dislexia podría ayudar a explicar por qué tienen dificultades con tareas relacionadas con la explotación, como leer y escribir”. “También podría explicar por qué las personas con dislexia parecen gravitar hacia ciertas profesiones que requieren habilidades relacionadas con la exploración, como las artes, la arquitectura, la ingeniería y el espíritu empresarial”, agregaron.
Al diagnosticar DD como un trastorno, la suposición implícita es que el problema o “déficit” existe dentro del individuo. Sin embargo, considerar la cognición asociada a DD como una especialización de búsqueda plantea la posibilidad de que el “problema” de DD exista en los supuestos y sistemas culturales. “Nuestra incapacidad para reconocer estas diferencias como especialización exploratoria puede dañar a las personas con DD al someterlas a estructuras sociales que limitan las oportunidades o promueven el daño: una forma de violencia estructural”, concluyeron los investigadores.