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Especialistas alertan sobre una de las facetas menos conocidas y más peligrosas del tabaquismo: la que afecta a niños, niñas y adolescentes. “El tabaquismo se volvió una enfermedad pediátrica. La tendencia mundial apunta a una reducción de las edades de inicio del consumo de tabaco. Cada vez más, se empieza a fumar a los 12 y los 13 años”, asegura Cristina Borrajo, expresidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Desde esa entidad apuntan a la responsabilidad de la industria tabacalera. “En nuestro país, según la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la prevalencia de consumo de tabaco (cigarrillos) muestra un sostenido descenso desde 2005. Este dato, que se trata de una tendencia a nivel mundial, no pasa inadvertido por las tabacaleras, cuyas iniciativas comerciales actuales tienen como objetivo a una población más vulnerable: niños y adolescentes”.
Tal como lo hicieron en su momento con las mujeres, cuando el cigarrillo aún era considerado un hábito ‘de hombres’. “Primero, intentaron captar a las mujeres y las publicidades decían que el cigarrillo servía para controlar el peso o usaban el foco del empoderamiento: vos también podés hacer esto que hacen los varones”, señala Borrajo. Y agrega que “las primeras olas feministas en el mundo fueron muy explotadas por la industria tabacalera”.
En busca de nuevos consumidores
“Si sos una industria en la que gran cantidad de clientes dejan tu producto por cuestiones de salud, el foco pasa a ser crear nuevos consumidores”, dice Raquel Pendito, Coordinadora de la Sección Tabaquismo de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. “Crearon los cigarrillos light o bajos de nicotina y después la trampa del cigarrillo electrónico, que venden como menos dañino cuando no lo es. Sobre todo, porque hace que los jóvenes empiecen a fumar creyendo que fuman algo más seguro. Y lo que se sabe es que más de la mitad al año ya cambió por el cigarrillo normal”.
¿Cuáles son –según los especialistas- las vías que usa la industria para generar esos nuevos consumos? Una vez más, las redes aparecen como factor de complejidad. “Como los teléfonos inteligentes y el acceso constante a Internet están muy extendidos, las empresas tabacaleras utilizan estratégicamente plataformas digitales y de redes sociales para llegar a las generaciones más jóvenes, por ejemplo, a través de sus videojuegos y aplicaciones favoritos. En esas plataformas, las empresas pueden acceder a los perfiles de los usuarios y sus amigos y personalizar mejor sus campañas”, advierten desde la AAMR.
También, alertan sobre la colocación de productos en medios de entretenimiento como el cine y la televisión (“los niños y adolescentes que ven películas y programas de televisión en los que se muestran imágenes de personajes fumando corren un mayor riesgo de adquirir el hábito de fumar”) y sobre la inclusión de mentol para suavizar el sabor (“lo que hace que el humo del cigarrillo se sienta menos fuerte y sea más fácil de inhalar”).
En el mismo sentido se pronunció la Organización Mundial de la Salud (OMS): «Cuando los cigarrillos electrónicos se diseñan para que parezcan artículos escolares o sepan a caramelo, es obvio que la industria tabacalera se dirige directamente a los jóvenes. Es hora de poner fin a estas tácticas manipuladoras».
“La juventud de todo el mundo necesita de forma urgente que los gobiernos adopten políticas que la protejan de las prácticas manipuladoras de la industria tabacalera y otras industrias afines. Claramente es una convocatoria a reivindicar el derecho a la salud y a una vida sana y proteger a las futuras generaciones”, planteó la entidad mediante un comunicado. Claro que resulta difícil que el reclamo pueda tener eco bajo una administración que condena cualquier tipo de intervención estatal.
Más de 8 millones de muertes por año deja el tabaquismo
La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública. Según datos de la AAMR, mata a más de 8 millones de personas al año: más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo.
En la Argentina, según información del Instituto de Oncología Ángel Roffo de la Universidad de Buenos Aires, el 16 % de las muertes en personas mayores de 35 años está relacionado con el consumo de tabaco.
“El consumo de tabaco suele causar estrechamiento de los bronquios y destrucción de los alvéolos pulmonares. Muchos fumadores padecen de bronquitis crónica y enfisema. Todos estos síntomas pueden causar enfermedades del sistema respiratorio, siendo la más grave la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)”, explica Mara Bonet, médica de la Unidad Funcional de Tumores Torácicos del Instituto Roffo.
Fumar productos de tabaco es la principal causa de los casos de cáncer de pulmón e incide en la aparición de tumores en otras partes del cuerpo como laringe, faringe, boca, esófago, vejiga, riñón y páncreas. Además, hay estudios que demuestran que fumar provoca mayor riesgo de sufrir leucemia, cáncer de estómago, mama, hígado y útero.
Si bien hubo un descenso del 25% en el consumo de tabaco entre 2005 y 2018, en el país lo consumen el 35.6% de los hombres y el 24.6 % de las mujeres.
“Es fundamental realizar campañas para dejar de fumar ya que existen tratamientos muy efectivos, tanto individuales como grupales, y es importante hacerlo lo antes posible ya que los efectos dañinos del cigarrillo son acumulativos. Algunas personas dejan de un día para el otro, otras van bajando el número de cigarrillos para después dejar. No hay una mejor manera, pero es importante que la cesación sea total. Fumar un solo cigarrillo por día también puede dañar la salud”, alertan desde el Roffo.