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Una tradición que nos identifica desde hace cien años
Concluyeron las tres noches de carnaval en Bernardo de Irigoyen
Con dispar público en las tres jornadas preestablecidas, el Corso de Carnaval de calle Irigoyen llegó anoche a su fin. La participación de comparsas, murgas y batucadas e invitados especiales fue el marco para la celebración 2018 de la fiesta popular más tradicional de la ciudad.
Si bien las obras de remodelación de la principal arteria puntaltense a la altura del 300 están en plena ejecución, ésto no impidió que el público pudiera disfrutar del espectáculo de brillo y danzas sin mayor incomodidad. Como siempre el juego con espuma fue para muchos un elemento a destacar (y para otros de molestia constante), que si bien forma parte de la ceremonia carnestolenda no ocupó la centralidad de la fiesta.
El despliegue en general de todas las comparsas participantes fue notorio, teniendo en cuenta la inversión que año tras año realizan en mejorar los destaques y atuendos, sobre todo en lo referido a la adquisición de plumas, como así también de instrumentos musicales.
Un punto a considerar ha sido el crecimiento en el valor artístico de las expresiones, ya que en el caso de La Murga de la Abuela y en Daimará, se evidencia claramente el sentido de espectáculo participativo a través de las canciones, y esto marca un terreno sobre el cual habrán de redoblar seguramente la apuesta en los próximos años.
La tradición marca desde hace casi cien años que el lugar referencial del corso es el centro de la ciudad, acompañada por las celebraciones en los barrios. Existe al menos una propuesta en el HCD para avanzar en la institucionalización de la fiesta mediante una comisión permanente, integrada por representantes de las comparsas, funcionarios municipales, concejales y abierta a los privados, quien podría decidir el futuro de la fiesta en el mediano plazo.
La necesidad de garantizar fuentes de financiamiento, sostenibilidad en el tiempo e igualdad de oportunidades para todas las asociaciones participantes, es parte del espíritu de la propuesta, que podría también decidir el mejor lugar para su realización.
