Investigadores de la UNS y el Conicet, junto a la empresa Cultivo Ostras, avanzan en un proyecto para producir la primera salsa de ostras elaborada en el país. Ante la consulta de El Rosalenio, una de las directoras del equipo científico, Sandra Botté, confirmó que las ostras del Pacífico de Arroyo Pareja no serán utilizadas porque “no son aptas para consumo”.

Si bien en la difusión del proyecto se explicó que buscan transformar un problema ambiental, que existe en Coronel Rosales y puede extenderse a Monte Hermoso, en una oportunidad productiva, la científica aclaró hoy en diálogo con Radio Rosales que las ostras a utilizar son las de la zona de Los Pocitos, en Patagones.

Botté explicó que si bien investigan la ostra en toda la región para establecer un plan de manejo, este trabajo para fabricar una salsa “se realiza en la Zona Sur de la provincia de Buenos Aires, sobre el partido de Patagones, en Los Pocitos y Bahía San Blas.

“En esta zona la ostra puede ser apta para su consumo”, de acuerdo a Senasa que “hace un monitoreo continuo”, y que “no es así en la zona de Puerto Rosales”, manifestó Botté.

“Las ostras son organismos filtradores, por lo que absorben una gran cantidad de bacterias de las que pueda haber en el agua, mucho más que los peces”.

Por otra parte, Botté consideró que “puede ser súper viable” el proyecto “Ostra Plac” desarrollado por alumnos de la Escuela Secundaria Técnica N°1 de nuestra ciudad, para la fabricación de placas y líquidos impermeabilizante con las ostras del Pacífico y sus valvas, extrayéndolas de Arroyo Pareja y Puerto Rosales.

 

Producen salsa de ostras

La iniciativa ya alcanzó un 90% de ejecución y es liderada por el Instituto Argentino de Oceanografía (IADO, CONICET–UNS) junto a PLAPIQUI e INBIOSUR.

El equipo científico, bajo la dirección de Sandra Botté y Eder Dos Santos, trabajó en la estandarización del proceso industrial: desde el acondicionamiento del molusco hasta la formulación final de la salsa, hoy en etapa de validación técnica y regulatoria.

El proyecto surgió en 2022, cuando la empresa pidió asistencia técnica al IADO. A partir de ese vínculo se conformó un equipo interdisciplinario que sumó capacidades en bioprocesos, ingeniería y análisis biológicos.

Con apoyo del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires, se desarrolló el piloto para reemplazar importaciones y agregar valor a un recurso disponible en la región, clasificado por el SENASA como apto para consumo humano.

Además de generar empleo y nuevas capacidades técnicas, el proyecto sienta las bases para futuras líneas productivas sustentables.

Un poco de historia:
Es importante conocer los motivos de porqué una ostra de origen asiático llegó a nuestras costas, y cómo las malas decisiones pueden ocasionar un problema gravísimo para el ecosistema.
La mayoría de las veces sucede por la introducción humana de especies con fines de cultivo, y esta no es la excepción. Se hizo de manera ilegal en la década del ’80 en Bahía San Blas como parte de un emprendimiento económico que no prosperó. Las firmas que dejaron de operar allí fueron Puelchana Patagonia y Pocito SA.

Años más tarde, y sobre todo por las temperaturas favorables para su reproducción, éstas dieron origen a los extensos bancos que dicen presentes hoy por nuestra región, y que también empezaron a amenazar al estuario, siendo las primeras comunidades detectadas en el 2010.
Por si fuera poco, no son comestibles y es un peligro hacerlo, ya que en algunos de los sitios en los que se encuentran, desembocan efluentes domiciliarios e industriales. Pese a ello, se siguen comercializando y por eso en ocasiones son secuestradas y destruidas.
Su avance en sectores fangosos, impactó en los hábitos de aves y peces que utilizaban estas zonas para buscar su alimento. Por eso, la ostra además de ser exótica e invasora, se transformó en un factor responsable de la pérdida de biodiversidad, provocando la extinción de especies nativas y causando graves impactos económicos y sociales.

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