WHATSAPP: 2932 515397

INTERÉS GENERAL | NOTICIA FECHA: 07/10/2018
Católicos y evangélicos entre otros marcan en la agenda pública

Sectores confesionales cada vez más involucrados en política

La crisis de representación de los partidos políticos y la necesidad de cambiar el paradigma regulado por el divorcio entre política y sociedad, establecen sin lugar a dudas nuevas oportunidades; ninguna de ellas original sino con experiencias probadas en el mundo.

Así como muchos apuestan al surgimiento de la “anti política”, con la llegada de personajes de farándula, el empresariado o el deporte, otros decididamente pretenden hacer pie desde sectores definidos de la sociedad que puedan asegurar un piso electoral por identidad.

Lejos de juzgar esa oportunidad en construcción, lo cierto es que sectores laicos y confesionales del catolicismo y del evangelismo han sido protagonistas en los últimos meses de una manifestación ciudadana identificados en los valores Pro Vida, que lograron movilizar e instalar en la agenda pública el poder y alcance de esa fortaleza de vinculación con la sociedad.

Aprovechando la presencia en la ciudad de Marcelo Díaz, referente evangelista en temas vinculados con la participación ciudadana, creemos oportuno este domingo reflexionar sobre este proceso en marcha en la Argentina, que persigue como objetivo devolverle a la política la práctica desde los valores y la visión espiritual sobre los distintos procesos de toma de decisiones en los que el ciudadano no se vea reducido solo a un número.

El compromiso ciudadano de los fieles evangélicos vinculados con temas de la agenda pública se ha puesto de manifiesto este año con dos grandes temas como la despenalización del aborto y las reformas a la ley de Educación Sexual Integral. ¿Esto marca un proceso en marcha de mucha más participación política?

Sí, podría decirse que es un proceso que ya está en marcha. Desde luego no es nuevo, ya si nos remontamos al origen del evangelismo nace con la reforma protestante liderada por Martín Lutero, que cambió la historia de Alemania y de Europa, no solo en términos religiosos sino también políticos, sociales y culturales.

Es por ello que está en el corazón y el alma del protestante la idea de progreso, involucrarnos y servir a la sociedad. Por supuesto hay tiempos y tiempos, sobre todo en una nación tan joven como la Argentina cargados lamentablemente de episodios tan tristes y trágicos, donde el concepto de participación no era entendido por el pueblo evangélico como lo es ahora.

Teniendo en cuenta un colectivo de valores más allá de la religión practicante, con la tradición y vivencia en valores ¿Por qué  en la mayoría de los casos los actores políticos preponderantes parecieran dejar a un lado esa escala de valores o el marco ideológico que los identifica?

Hoy la política la practican ciudadanos que nos están preparados para asumir dicha responsabilidad. Es la realidad y es muy triste. Cuando un inmoral o alguien que no tiene valores, que no respeta a la mujer, a la familia, que sistemáticamente tiene en su mente el plan de tomar lo que no le pertenece, accede a un lugar de poder lamentablemente va a seguir siendo la misma persona y va a administrar su gestión desde esa perspectiva. Por ello no nos debería sorprender cuando luego nos damos cuenta cual era su trayectoria como persona antes que como político.

Creo que hay una profunda crisis de valores, que ha ensuciado la participación ciudadana en la política. La gente equivocadamente dice “la política es sucia” y no es así. A la política la ensuciaron los malos políticos. Sin embargo muchos seguimos convencidos que es la mejor herramienta para la transformación de la sociedad.

En la fe confesional de muchas religiones se dice que la decadencia es la finitud de un ciclo. ¿Qué tan lejos o cerca estamos de un nuevo paradigma de participación política en la Argentina?

Percibo un cambio de paradigma en nuestro país, ya que no tenemos como en otros lugares del mundo un problema de recursos sino de mala administración. Este paradigma a punto de romperse que va a dar lugar a otro va a dar definitivamente por tierra un contrato social hoy inexistente donde reina la impunidad, el no tener que rendir cuentas de lo hecho por nadie o porque si accedí a un lugar por elección o designación soy poderoso hago lo que quiero. La sociedad está dispuesta a que el gobernante se equivoque porque también es humano pero no está dispuesta a que le roben o le mientan más.

Hay una santa rebeldía en considerar las frustraciones y seguir creyendo, pero también hay un límite marcado. La crisis de los partidos políticos ha llegado a tal punto que aún el oficialismo como la oposición no encuentran candidatos poniendo en tensión el hecho de tener que apelar a figuras no políticas para encabezar las listas. Esto sucede porque la gente está demandando además de la capacidad para llevar adelante una buena gestión valores que debieran ser correspondidos como la verdad, honestidad y compromiso.

¿Existen expectativas de transitar desde el evangelismo la senda de la participación p artidaria como en Estados Unidos y algunos otros casos en el mundo?

En el país hay varios proyectos, entre ellos uno de los más conocidos es la iniciativa del Partido Celeste que lidera Mañasco junto a otros líderes de la Iglesia Católica que es muy buena gente, con mucho potencial, propuesta que está nucleando cada vez mayor participación. Ellos perciben la posibilidad de presentarse como una alternativa en las venideras elecciones en un proceso a largo plazo.

Del lado de los evangélicos hay dos o tres propuestas todavía no totalmente definidas aunque no creemos como necesario la creación de un partido confesional ya que las experiencias no han sido del toda exitosas. Si abogamos por la posibilidad de aportes a un espacio en construcción que sume a personas con compromiso y valores que definitivamente sea superadora a otras propuestas tradicionales. No creo que el camino sea restringir la opción a un partido evangelista o católico.

¿En que grado la espiritualidad como otros valores profundamente humanos son necesarios sumar a la práctica política?

No se le puede quitar la dimensión de la espiritualidad a todo lo que social o culturalmente realiza. El hombre es un ser espiritual concebida bajo la cosmovisión subjetiva o colectiva de los tiempos. Que creamos o no o reneguemos de ella es otro debate. Todos creemos en alguien aunque algunos no le den una entidad definida. Y en esto el abanico es amplísimo. Unos creen en el dinero, el poder, la familia, los valores, las tradiciones, una institución, la amistad o aún en un político.

Por ello creo que los gobiernos o la política en general han fracasado porque han descuidado la visión profundamente humana de la espiritualidad. Y en el cambio de paradigma del que generacionalmente somos parte este es un punto muy significativo.

 

?>

© 2006 - 2024 DESARROLLADO POR DATTAWEB24.COM.AR - PUNTA ALTA
SE PERMITE LA UTILIZACIÓN TOTAL O PARCIAL DE LOS ARTÍCULOS SÓLO CITANDO LA FUENTE
EMAIL: elrosalenio@elrosalenio.com.ar